Pandemic Response Op-Ed

Las ciudades necesitan respuestas inclusivas al COVID-19 para resurgir con fuerza. Pero las alcaldías no podemos solas.

This article first appeared on Thomson Reuters website. MMC engages in content partnerships with several organizations, and cross-posting does not indicate an endorsement or agreement.

Este artículo fue traducido por María Teresa Acosta. (This article was translated by Maria Teresa Acosta).

He aquí la razón por la que es fundamental brindar aún más apoyo a los migrantes y refugiados en el 2021.

Yvonne Aki-Sawyerr es la alcaldesa de Freetown, Sierra Leona.

El 95 % de los casos de COVID-19 se registran en zonas urbanas.

Esto sitúa a las ciudades en la primera línea de una crisis de salud pública mundial que está aumentando la brecha entre quienes gozan de la comodidad y seguridad de un hogar y quienes se ven obligados a abandonarlo.

Los graves déficits presupuestarios y la falta de ingresos (hasta el 65 % para las ciudades africanas y entre el 15 % y el 25 % a nivel mundial) reducirán la capacidad de las alcaldías para brindar servicios fundamentales y oportunidades económicas a todos sus habitantes en el 2021, sobre todo a aquellos que más lo necesitan.

Incluso antes de recibir el impacto de COVID-19, mi ciudad, Freetown, enfrentaba una dura realidad.

Más de la tercera parte de los habitantes (muchos de ellos migrantes rurales) ya vivían en asentamientos, donde suelen abundar las enfermedades y normalmente escasea el agua limpia.

Entonces llegó la pandemia mundial.

El índice de casos de COVID-19 en Freetown ha sido relativamente bajo en comparación con otras ciudades, pero las medidas para evitar la infección han causado estragos en nuestra economía, donde el 70 % de los habitantes trabaja de manera informal.

En medio de una pandemia mortal, ellos mantuvieron operativa la ciudad de Freetown, desbloqueando desagües para evitar desbordamientos, limpiando calles y recolectando nuestros desechos.

En este momento, muchos habitantes de mi ciudad padecen de hambre y carecen de ingresos. De hecho, el 75 % de las familias que viven en estos asentamientos informales sobrevive con menos de un dólar al día.

Como alcaldesa de Freetown, mi responsabilidad es velar por ellos de la misma forma en que ellos velaron por nuestra ciudad cuando la crisis estaba en su peor momento.

Para ello, estoy trabajando tanto con socios donantes, como con la diáspora y los residentes de Sierra Leona para suministrar alimentos complementarios a las personas que están en cuarentena en los asentamientos informales.

Asimismo, estoy brindando capacitación en agricultura urbana a la gente que vive en estos asentamientos informales para garantizar su acceso a alimentos sanos.

También trabajé con el Gobierno y con otros socios para convertir un espacio de entrenamiento militar subutilizado en un centro de atención de pacientes con COVID-19 que no pueden aislarse en su residencia, porque muchas veces se trata de migrantes rurales que viven en condiciones de hacinamiento.

De forma similar, los alcaldes de otras partes del mundo han dado un paso al frente para atender a las comunidades de migrantes durante el COVID-19.

Considérese el caso del alcalde Garcetti, de Los Angeles, quien entregó ayuda en efectivo a migrantes indocumentados excluidos de las medidas de ayuda provenientes del gobierno federal, o del alcalde Rees, de la ciudad británica de Bristol, y del alcalde Khan, de Londres, que facilitaron alojamiento a solicitantes de asilo y migrantes que no pueden recurrir a los fondos públicos.

O tómese el caso del alcalde Lukwago, de Kampala, que distribuyó alimentos (personalmente) a los extranjeros afectados por las medidas de confinamiento, pese a las prohibiciones del Gobierno central.

Esto lo hacemos porque constituye la esencia misma de nuestro trabajo como alcaldes: se trata de proteger a nuestros habitantes y de proporcionarles las herramientas necesarias para llevar una vida saludable, productiva y siempre a salvo.

Pero las necesidades de las ciudades sobrepasan los recursos de los que estas disponen.

Sin un acceso directo a la asistencia económica, mi alcaldía e innumerables otras no alcanzarán a cumplir con su responsabilidad de proteger a los habitantes en situación de marginalidad, ni gozarán de los beneficios que resultan de una recuperación inclusiva.

El Fondo Mundial de Ciudades para una Respuesta Inclusiva a la Pandemia es la respuesta del Mayors Migration Council (MMC, Consejo de alcaldes para la migración) a las necesidades de las ciudades que brindan ayuda a migrantes y personas desplazadas durante el COVID-19.

Mediante subvenciones otorgadas directamente a las alcaldías, este fondo de un millón de dólares ayudará a conformar un precedente de “viabilidad fiscal” para los Gobiernos municipales de países de bajos a medianos ingresos, que suelen ser ignorados por donantes con poca tolerancia al riesgo, a pesar de que las alcaldías se encuentran en la mejor de las posiciones para abordar con urgencia y efectividad los desafíos que enfrentan, tales como el COVID-19. 

Este apoyo permitirá que mi alcaldía amplíe su capacidad de manejo de desechos, para lo cual ayudaremos a que 240 jóvenes creen cuarenta microempresas de manejo sostenible de desechos y, a cambio, ellos prestarán servicios de recolección de desechos a las familias de los asentamientos informales de bajos ingresos de Freetown.

El trabajo generará empleos y sustento a largo plazo para un grupo de migrantes rurales, mejorará la salud pública y el saneamiento de la ciudad, y prestará un importante servicio a personas en situación de vulnerabilidad.

Pero no basta con apoyar a estas cinco ciudades.

Más de 2500 ciudades del mundo se han visto afectadas por el COVID-19 y necesitan apoyo económico.

Hago un llamado a la comunidad internacional y a los Gobiernos nacionales para que aprovechen el impulso del Fondo Mundial de Ciudades y hagan efectivo su apoyo mediante la aportación de los recursos que necesitan las alcaldías para ampliar la escala de atención y responder con prontitud. 

Solicito a los actores internacionales abocados a las cuestiones de migración y desplazamiento que trabajen conmigo y mis colegas del Mayors Migration Council a fin de proveer el apoyo económico necesario a al menos 22 ciudades de países de bajos y medianos ingresos antes de finales del 2022 para ejecutar proyectos inteligentes e inclusivos dirigidos a migrantes y refugiados.

22 para el 2022

Esto es solo el primer paso hacia el reconocimiento de las alcaldías como socios gubernamentales válidos.

Queremos que los actores internacionales y los Gobiernos nacionales vengan a trabajar de la mano con nosotros (en lugar de operar aisladamente), y esperamos que esta colaboración promueva el resurgimiento de las ciudades como centros dinámicos de oportunidades para todas las personas.

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