Municipal Finance Op-Ed

Migración urbana y COVID-19: Las ciudades están en la primera línea de una respuesta inclusiva y de la recuperación

This article first appeared on the OECDs website. MMC engages in content partnerships with several organizations, and cross-posting does not indicate an endorsement or agreement.

Este artículo fue traducido por María Teresa Acosta. (This article was translated by Maria Teresa Acosta).

La comunidad internacional no está haciendo suficientes esfuerzos para apoyar económicamente a quienes más hacen por las personas migrantes, refugiadas y desplazadas durante la pandemia global: los Gobiernos de las ciudades. Aunque numerosas alcaldías tienen el mandato de atender a las personas en situación de vulnerabilidad, tales como migrantes y residentes desplazados, frecuentemente las ciudades no cuentan con suficientes recursos económicos para responder a las crecientes necesidades de quienes van llegando. Asimismo, los Gobiernos locales de las ciudades han dejado de percibir ingresos debido a los impactos económicos del COVID-19, lo cual este año limita aún más su capacidad de brindar servicios fundamentales a los residentes. Según algunas estimaciones, los Gobiernos de las ciudades experimentarán una pérdida de ingresos de hasta un 25 % en el 2021, precisamente cuando necesitan incurrir en un mayor gasto para impulsar la recuperación y para atender a una población que crece continuamente. En una encuesta reciente, 33 funcionarios a cargo de las finanzas municipales de 22 países de todos los continentes expresaron que ya se observa una disminución del 10 % en el ingreso total y un aumento de aproximadamente 5 % en el gasto. Este “efecto tijera” de los ingresos y gastos de los Gobiernos locales tendrá un mayor impacto en las ciudades de países en desarrollo. Las ciudades africanas, por ejemplo, podrían dejar de percibir hasta un 65 % de sus ingresos en el 2021.      

Si bien la comunidad internacional está cada vez más atenta a las finanzas municipales en relación con el cambio climático, el desarrollo sostenible y el desarrollo urbano en general, no puede decirse lo mismo respecto a la migración y al desplazamiento urbanos. Pocos mecanismos de financiamiento municipal se centran exclusivamente en la atención de personas migrantes y desplazadas en las urbes, a pesar de que la mayoría de ellas reside en las ciudades. Además, muchas veces las agencias donantes con baja tolerancia al riesgo no toman en cuenta a los Gobiernos de ciudades en países de medianos y bajos ingresos.  Atendiendo a estas necesidades no satisfechas de las ciudades, mi organización, el Mayors Migration Council (MMC), lanzó recientemente el Fondo de Ciudades Globales para una Respuesta Inclusiva a la Pandemia, con el fin de apoyar a cinco alcaldías en la implementación de programas de respuestas inclusivas y recuperación diseñados por ellas.

Junto con Beirut (Líbano), Lima (Perú), Freetown (Sierra Leona) y Ciudad de México, Barranquilla (Colombia) fue una de las primeras cinco ciudades que recibió la subvención del Fondo de Ciudades Globales. Colombia es actualmente el hogar de casi dos millones de refugiados venezolanos, el 8 % de la población de Barranquilla nació en el extranjero, la mayoría de estas personas son venezolanas.1 Los refugiados venezolanos en Barranquilla enfrentan múltiples barreras para obtener un empleo y para valerse por sí mismos, entre las que se cuentan las limitadas oportunidades de trabajo, el desconocimiento del mercado laboral y la falta de conexiones sociales que faciliten la comprensión de las dinámicas de la ciudad. Aunque la reciente decisión de Colombia de regularizar el estatus migratorio de un millón de venezolanos es un alivio neurálgico que permite a los venezolanos optar por empleos en el sector formal de la economía, las barreras persisten y están relacionadas con los impactos que tiene el COVID-19 sobre la economía local, que termina por aislar aún más a los venezolanos y a otros recién llegados a Barranquilla.

Barranquilla es una muestra de lo que viven innumerables ciudades a las que se les pide que hagan más con menos recursos en una era como la actual, de migración y desplazamiento urbano, de COVID-19 y recesión económica. El presupuesto de la ciudad es de aproximadamente mil dólares per cápita2 y la mayoría de la ayuda internacional se destina a las intervenciones humanitarias de corto plazo que abordan el desplazamiento de venezolanos. Si bien la ayuda humanitaria es imprescindible, Barranquilla ve en las personas migrantes y desplazadas una oportunidad para fortalecer la economía de la ciudad, y por ello se enfoca en programas de índole económico que beneficien tanto a los recién llegados como a la ciudad en su conjunto.

Convencida de ello, la municipalidad está utilizando el Fondo de Ciudades Globales para ayudar a refugiados, migrantes y colombianos internamente desplazados a superar las barreras de acceso al mercado laboral de la economía formal y a aumentar sus posibilidades de generar ingresos. Todos Somos Barranquilla ofrece a cien personas (entre las cuales se cuentan refugiados, mujeres, jóvenes, víctimas del conflicto armado y personas discapacitadas) un conjunto de servicios, brindándoles capacitación vocacional especializada, apoyo psicológico, consecución de documentos legales y acceso directo a doscientos empleadores en Barranquilla. 

Si bien la ciudad acogió la decisión del Gobierno nacional de otorgar un estatus de protección a los venezolanos, ello implica que los Gobiernos locales en Colombia probablemente habrán de brindar más servicios integrales a esta población, pero sin contar recursos económicos adicionales. La mayoría de los recién llegados ven en Barranquilla un lugar para quedarse y no un punto de tránsito, razón por la cual la ciudad necesita apoyo de la comunidad internacional para financiar, ampliar y refinar su enfoque inclusivo. Las iniciativas internacionales como la del Fondo de Ciudades Globales o el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo para el fomento de la integración de cinco ciudades colombianas, incluida Barranquilla, son un buen punto de partida, pero necesitan ser complementadas con más aportes consecutivos. Hay más de 2550 ciudades afectadas por COVID-19 a nivel mundial que necesitan ayuda económica, por lo que el “comportamiento modelo” del Fondo de Ciudades Globales tiene que convertirse en la forma habitual de hacer las cosas globalmente, para así poder beneficiar también a otras ciudades.  

Por ello el Mayors Migration Council y nuestros socios de OIM, UCLG, ONU-Hábitat y ACNUR están convocando a la comunidad internacional para que apoye respuestas inclusivas al COVID-19 en al menos 22 ciudades para finales del 2022: 22 para el 20223.

  1. Datos suministrados al Mayors Migration Council por el Gobierno Municipal del Distrito de Barranquilla. ↩︎
  2. Idem. ↩︎
  3. Para obtener más información y ser socio del MMC, escríbanos a fund@mayorsmigrationcouncil.org. ↩︎

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